21 de febrero de 2011

Bailar, no llorar


Hay bailes que seducen por su belleza, otros por su maestría y otros simplemente porque la música llena el corazón. Pero si a ello le unimos fuerza y esfuezo, constancia y entrega, la superación de las barreras y la preparación de dos personas que hacen de sus limitaciones, la conjunción de armonía y belleza exterior e interior, el resultado no puede dejarnos indiferentes. Al menos a mí,  así me lo parece. ¡Juzguen ustedes mismos!

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