30 de agosto de 2011

El pastorcito mentiroso



Quizá sea una de las fábulas más conocidas de Esopo, pero mantiene su actualidad ante tantas situaciones cotidianas en cualquier tiempo ante tantas bocas parlantes, que hablan y hablan, y en el mejor de los casos o no dicen nada o mienten como cosacos. Que cada cual saque sus propias conclusiones.

El pastorcito mentiroso

Erase una vez un pastorcito que cuidaba su rebaño a cierta distancia de la aldea. Una vez pensó en gastar una broma para divertirse a costa de los aldeanos. Corrió a la aldea gritando a todo pulmón:
- ¡Lobo! ¡Lobo! ¡Socorro! ¡Un lobo ataca a mis corderos!

Los bondadosos aldeanos dejaron sus tareas y corrieron al campo a ayudarle. Pero cuando llegaron allá el niño se rió de sus molestias; no había ningún lobo.

Otro día el niño les gastó la misma broma, y los aldeanos acudieron corriendo y nuevamente fueron objeto de burla.

Hasta que un día un lobo entró en el corral y empezó a matar a los corderos.
Muy asustado, el niño corrió en busca de ayuda.

- ¡Lobo! ¡Lobo! - gritó - ¡Un lobo ataca mi rebaño! ¡Socorro!

Los aldeanos oyeron, pero pensaron que era otra jugarreta y nadie le prestó la menor atención. Y el pastorcito perdió todas sus ovejas.

Eso les sucede a los que mienten: nadie les cree, ni siquiera cuando dicen la verdad.

Como contrapartida, en estos momentos de crisis, os dejo este enlace en el que un economista "Alberto Garzón Espinosa" en su intervención en el Programa 59 segundos, habla de verdades como puños y deja a más de uno de los contertulios, con una expresión en sus caras que hablan por sí solas.

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