26 de abril de 2011

Los tres príncipes de Serendip (cuento persa)



Hoy os traigo una nueva audición de mi hermano Manolo. Se trata de un cuento persa anónimo que nos habla de la necesidad de ser prudentes a la hora de mostrar la sabiduria de cada cual, porque según cómo y cuándo pueden acarrearnos consecuencias no medidas previamente y de diferente perfil. Escuchadlo y/o leedlo y sacad vuestras propias conclusiones.



El discípulo miró al maestro en la profundidad de la tarde.
- "Maestro, ¿es bueno para el sabio demostrar su inteligencia?"
- "A veces puede ser bueno y honorable permitir que los hombres te rindan honores."
- “¿Sólo a veces?”
- “Otras puede acarrearle al sabio multitud de desgracias. Eso es lo que les sucedió a los tres Príncipes de Serendip, que utilizaron distraídamente su inteligencia. Habían sido educados por su padre, que era arquitecto del gran Shá de Persia, con los mejores profesores, y ahora se encaminaban en un viaje hacia la India para servir al Gran Mogol, del que habían oído su gran aprecio por el Islam y la sabiduría. Sin embargo, tuvieron un percance en su camino.”
- “¿Qué les pasó?”
- “Una tarde como esta, caminaban rumbo a la ciudad de Kandahar, cuando uno de ellos afirmó al ver unas huellas en el camino: “Por aquí ha pasado un camello tuerto del ojo derecho".
- “¿Cómo pudo adivinar semejante cosa con tanta exactitud?”
- “Había observado que la hierba de la parte derecha del camino, la que daba al río, y por tanto la más atractiva, estaba intacta, mientras la de la parte izquierda, la que daba al monte y estaba más seca, estaba consumida. El camello no veía la hierba del río.”
- “¿Y los otros príncipes?”
- “El segundo, que era más sabio, dijo: “le falta un diente al camello.”
- “¿Cómo podía saberlo?”
- “La hierba arrancada mostraba pequeñas cantidades masticadas y abandonadas.”
- “¿Y el tercero?”
- “Era mucho más joven, pero aun más perspicaz, y, como es natural, en los hijos pequeños, más radical, al estar menos seguro de sí mismo. Dijo: “el camello está cojo de una de las dos patas de atrás. La izquierda, seguro"
- “¿Cómo lo sabía?”
- “Las huellas eran más débiles en este lado.”
- “¿Y ahí acabaron las averiguaciones?”
- “No. El mayor, picado en esta competencia, afirmó: “por mi puesto de Arquitecto Mayor del Reino que este camello llevaba una carga de mantequilla y miel.”
- “Pero, eso es imposible de adivinar.”
- “Se había fijado en que en un borde del camino había un grupo de hormigas que comía en un lado, y en el otro se había concentrado un verdadero enjambre de abejas, moscas y avispas.”
- “Se trata de un difícil reto para los otros dos hermanos.”
- “El segundo hermano bajó de su montura y avanzó unos pasos. Era el más mujeriego del grupo por lo que no es extraño que afirmara: "En el camello iba montada una mujer". Y se puso rojo de excitación al pensar en el pequeño y grácil cuerpo de la joven, porque hacía días que habían salido de la ciudad de Djem y no habían visto ninguna mujer aún.”
- “¿Cómo pudo saberlo?”
- “Se había fijado en unas pequeñas huellas de pies sobre el barro del costado del río.”
- “¿Por qué había bajado? ¿Tenía sed?”
- “El tercer hermano, absolutamente herido en su orgullo de adolescente por la inteligencia de los dos mayores, afirmó: "Es una mujer que se encuentra embarazada, hermano. Tendrás que esperar un tiempo para cumplir tus deseos".
- “Eso es aún más difícil de saber.”
- “Se había percatado que en un lado de la pendiente había orinado pero se había tenido que apoyar con sus dos manos porque le pesaba el cuerpo al agacharse.”
- “Los tres hermanos eran muy listos.”
- “Sin embargo, su sabiduría les trajo muchas desgracias.”
- “¿Por qué?”
- “Por su soberbia de jóvenes. Al acercarse a la ciudad, contemplaron un mercader que gritaba enloquecido. Había desaparecido uno de sus camellos y una de sus mujeres. Aunque estaba más triste por la pérdida de la carga que llevaba su animal, y echaba la culpa a su joven esposa que también había desaparecido.”
- “¿Era tuerto tu camello del ojo derecho?”, le dijo el hermano mayor.
- “Sí”, le dijo el mercader intrigado.
- “¿Le faltaba algún diente?”
- “Era un poco viejo”, dijo rezongando, “ y se había peleado con un camello más joven.”
- “¿Estaba cojo de la pata izquierda trasera?”
- “Creo que sí, se le había clavado la punta de una estaca.”
- “Llevaba una carga de miel y mantequilla.”
- “Una preciosa carga, sí.”
- “Y una mujer.”
- “Muy descuidada por cierto, mi esposa.”
- “Que estaba embarazada.”
- “Por eso se retrasaba continuamente con sus cosas. Y yo, pobre de mí, la dejé atrás un momento. ¿Dónde los habéis visto?”
- “No hemos visto jamás a tu camello ni a tu mujer”, buen hombre, le dijeron los tres príncipes riéndose alegremente.
El discípulo también rió.
- “Eran muy sabios.”
- “Sí, pero el buen mercader estaba muy irritado. Cuando los vecinos del mercado le dijeron que habían visto tres salteadores tras su camello y su mujer, los denunció.”
- “¡Pero, ellos tenían razón!”
- “Los perdió su soberbia juvenil. Habían señalado todas esas características del camello con tanta exactitud que ninguno les creyó cuando afirmaron no haber visto jamás al camello. Y se habían reído del mercader, había muchos testigos. Fueron llevados a la cárcel y condenados a muerte ya que en Kandahar el robo de camellos es el peor delito, más que el rapto de esposas.”
- “¡Qué triste destino para los sabios!”
- “La cosa no acabó tan mal. La esposa se había escapado, y pudo llegar antes de que los desventaran en la plaza pública, como era costumbre para castigar a los ladrones de camellos. El poderoso Emir de Kandahar se divirtió bastante con la historia y nombró ministros a los tres príncipes. Por cierto, que el segundo hermano se casó con la muchacha, que estaba bastante harta del mercader.”
- “La sabiduría tiene su premio.”
- “La casualidad los salvó y aprendieron a ser mucho más prudentes a la hora de manifestar su inteligencia ante los demás.”

11 comentarios:

  1. Antonio, lo que más me ha sorprendido de la historia es, que, actualmente en algunos países árabes pasa lo mismo que hace cientos de años y según intuyo, pasará por mucho tiempo, es decir, que un simple camello, burro/a o cabra, vale más que una mujer,,,, en fin, que por muy inteligentes que se crean algunos, mientras no cambien su forma de pensar, por ejemplo, con respecto a la mujer, para mi son cuando menos, igual de burros que los burros. Un saludo.

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  2. La historia narra un cuento para dar respuesta a la pregunta del joven. Naturalmente que en nuestra cultura las cosas andan a cientos de años luz, sobre todo en lo que respecta a la mujer, ese adelanto llevamos, pero aún quedan quienes utilizan a la mujer como su posesión y desgraciademante, por las noticias no dejamos de vernos salpicados por la sinrazón de quienes se creen con autoridad de quitarle la vida a la persona con quienes han compartido parte de su vida y por las desavenencias de la misma, deciden tomar una decisión que nos deja a la altura de ..... De todas formas sirve para reflexionar sobre las consecueencias de nuestras decisiones en las que como suele decir antes de hablar, piensa lo que vas a decir, porque por la boca muere el pez. Saludos Abel

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  3. Una historia sin fecha de caducidad.(Y con datos, como habéis comentado, que dibujan también el lamentable lugar de la mujer a lo largo de la historia y a lo largo y ancho del mundo).Saludos.

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  4. Es curioso como ciega la ideología a la hora de interpretar la sabiduría del cuento. En vez de aprender algo, interpretaciones ideológicas.
    Pero ahora que caigo, a lo mejor me va a pasar como a los principes del cuento y debería ser más prudente en no poner en evidencia eso...
    :-)

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  5. Desde luego, los/as trolls con tal de dar por culo, a cualquier cosa le sacan punta, en fin, creo, el que mi persona haya dado un pequeño matiz al cuento, no tiene absolutamente nada que ver con ideología, política, y ningún carajo, o, ¿ el tener como conciencia la igualdad de derechos entre distinto sexo es malo ahora ?, no se, a lo mejor podemos distinguir en ello a gente de derecha, izquierda, centro, padentro,,,,, creo, Antonio, algunos comentarios están demás y, al menos, cuando se cuelgan sin oponer resistencia o sin réplica alguna es que ¿ estamos de acuerdo ? no se, tu me dirás, para eso tu capacidad, doctrina, nivel académico, tienen base suficiente para entenderlo, yo, al menos, así lo entiendo y, puede que sea por ello un cenutrio. Un saludo

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  6. No Abel, no se trata de oponer o no resistencia, sino que, en ocasiones, como cada cual somos como somos, nos puede parecer un comentario en un sentido o en otro y no por ello hay que replicar. Lo importante, al menos así lo creo, es que nos respetemos y cada cual, dentro del respeto y la moderación, puede dejar líbremente su opinión. Hasta ahora no he sentido la necesidad de filtrar los comentarios, sino que quien exprese su opinión, siempre será bienvenido a este Blog. A veces,
    como esta entrada nos demuestra, es conveniente que de lo que podamos sacar una enseñanza la saquemos, y si en ella los matices se distinguen, pués mejor. La ideologia de cada cual dentro del respeto entre todos no hace sino enriquecer, aunque de todas forma repito lo comantado con anterioridad siempre es aconsejable pensar antes de hablar(por aquello de que consecuencias puede traer)como nos enseña este cuento de los Príncipes de Serendip.
    No nos ofusquemos, en este mundo todos tenemos cabida. Saludos y gracias

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  7. ¿Ves como me lo veía venir?
    El que se pica...

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  8. " Y si en ella los matices se distinguen, pues mejor " de eso mismo se trata, Antonio, simplemente he introducido ese pequeño matiz y, de ahí y por ello, se ha sacado que mi ideología me ciega para no ver el sentido de dicho cuento, para nada he querido transmitir y dejar en un plano secundario la intención de dicho cuento, repito, simplemente he querido transmitir un pequeño matiz, una segunda lectura entre líneas y, de ahí, se me tacha de ciego.
    Nada, decirte que al contrario y, ahora, después de todo, aún menos ciego y menos ofuscado, yo diria que más libre y con las ideas bastante más clara con respecto a determinados aspectos.
    Al anónimo, decirle una simple cosa, es obvio que me pique pues, es obvio hacia donde se han lanzado los dardos o ¿ también hay duda sobre ello y estoy ofuscado por ello ? no, vamos, creo que no, y, el segundo comentario más me reafirma en ello, eso si, lo que no entiendo y nunca jamás entenderé es como, y de ahí parte de mi malestar, una simple opinión se tiene que hacer bajo el anonimato, escondido/a, y sin dar la cara, vamos, para al menos, partir en igualdad de ventaja, la única explicación que doy a ello es, ganas de dar por culo cubriéndose la espalda. Saludos y, Antonio, no hace falta que des las gracia ni nada, simplemente, como dices es expresar mi opinión, eso si, a cara descubierta, hoy día, todo un lujo para la red, tu sabes.

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  9. ..."menos ciego y menos ofuscado, yo diria que más libre"... Ya, a eso se llama hacer de la necesidad virtud. No pasa nada, es normal ver las cosas con las anteojeras que cada uno lleva puestas. Lo que pasa es algunas veces se notan mucho y distraen del asunto principal. Como en este caso.
    Tampoco era para enfadarse... hehe...

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  10. Nada, la patata para ti, que te aproveche, lo reconozco soy un cenutrio, con anteojeras pero identificado al menos, ahí, tengo razón o ¿ tampoco ? y, para nada estoy enfadado, lo que pasa es que, cuando se tiran dardos tan directo y en referencia a un comentario que hace mi persona, al menos, intento tener la oportunidad de poder defenderme o ¿ tampoco ?. Un saludo y a seguir tapadito/a, eso, da más juego.

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  11. Tu apostilla me recuerda a la respuesta que dio aquél borracho al que quería ayudarle a dejar su vicio: "mejor borracho conocido que alcohólico anónimo".
    No tengo interés en tener más o menos razón, mi "error" es poner en evidencia como la ideología entorpece la comprensión de la realidad y la ficción mejor ambientada sirve para repetir consignas anacrónicas.
    Y si te digo que me llamo Jones, Paco Jones, ¿te consolaría mucho saberlo?

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