Un día una persona acudíó al Maestro y le dijo que se encontraba confuso y le preguntó ¿cómo puedo hacer para no sentirme herido cuando las personas hablan mucho? o ¿cuando desde la ignorancia nos tratan de imponer sus ideas? Siento malestar ante las mentiras y ante las calumnias y sobre todo cuando desde sus cargos utilizan su poder para engañar y aprovecharse de sus cargos y enriquecerse de forma fraudulenta...
¡Pues, vive como las flores! Advirtió el maestro.
- Y ¿cómo es vivir como las flores? Preguntó .
- Pon atención a esas flores -continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín. Ellos nacen en el estiércol, sin embargo son puros y perfumados. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos. Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse. Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y trata de ser Tú modelo de admiración, para de esa forma poder seguir un camino que te permita ser puro y respetuoso, porque el obrar y el hacer no solo sólo hay que parecerlo, sino que debes demostrarlo con tus actos de manera que, como las flores causes admiración, aunque, a veces, por ello haya personas que te pongan zancadillas...
- Sé consecuente de tus actos, prosiguió, en la vida debemos ser consecuentes de lo que hacemos, en lo bueno y en lo malo, y trata de no dejar heridas en las personas con las que convives, porque, en ocasiones, el daño que infringimos, no permitirá que lo dañado vuelva a ser lo mismo que fue. Hay marcas que no se borran nunca..
- Gracias Maestro, le contestó.. trataré de seguir tus instrucciones...
- Sé consecuente de tus actos, prosiguió, en la vida debemos ser consecuentes de lo que hacemos, en lo bueno y en lo malo, y trata de no dejar heridas en las personas con las que convives, porque, en ocasiones, el daño que infringimos, no permitirá que lo dañado vuelva a ser lo mismo que fue. Hay marcas que no se borran nunca..
- Gracias Maestro, le contestó.. trataré de seguir tus instrucciones...
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