14 de enero de 2011

El arco del paso de San Antonio Abad

 
“¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo!  Ya se oyen los claros clarines.
¡La espada se anuncia con vivo reflejo;
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines!
Ya pasa debajo los arcos ornados 
de blancas Minervas y Martes,
los arcos triunfales en donde 
las Famas erigen sus largas trompetas,
la gloria solemne de los estandartes,
llevados por manos robustas de heroicos atletas.”

Este inicio de la oda “Marcha Triunfal” de Rubén Darío me sirve para hablar de un símbolo, que junto al sonido de sus campanillas, toda la gente de Trigueros lleva junto a su corazón cuando se acerca la hora de las fiestas de San Antonio Abad.
Cuando el cortejo llega a la puerta de la ermita, y asoma junto a la imagen del Santo, lo podemos identificar con el triunfo de un pueblo que se une por conseguir que la fiesta se transmita de generación en generación.
El arco del paso de San Antonio Abad es ese arco triunfal, por el que pasa la victoria de su figura. Quizá para recordarnos su triunfo ante el mundo, ante las tentaciones vencidas, ante su decisión de abandonar el mundanal ruido y retirarse a la vida ascética, después de haber entregado sus bienes para los más necesitados, como diría fray Luis de León:”!qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido..”
Es el arco por el que luce orgulloso lo que significan sus virtudes por el ejemplo de su vida: humildad ante el mundo que le tocó vivir; paciencia para superar cuantas vicisitudes rodearon su vida; modestia para afrontar con su calidad humana y mostrarnos con su vida que no se necesita de nada para seguir su firme creencia religiosa; castidad para estar más cerca de Dios; prudencia que le conduce a mostrar su sabiduría con la admiración de todos; misericordia por encima de todo; amor infinito hacia sus semejantes más necesitados; celo por seguir al pie de la letra lo que escuchó del Evangelio de San Mateo “Ve, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y sígueme”; y constancia  para que sus decisiones siguieran siempre el camino de Santidad que había iniciado.
Es el dintel que desde la tierra le lleva a mostrar la santidad que consiguió con su vida de entrega total, y traspasar el Universo para alcanzar los confines celestiales, para estar lo más cerca posible de Dios.
Y Trigueros ha sabido ser valiente en la concepción de este arco que, como anillo al dedo, se convierte en el arco del triunfo que un pueblo ha querido donar para que su figura pasee año tras año durante las fiestas más trascendentes de nuestra localidad.
El arco, con el repujado de plata, simétrico por ambos lados, recientemente restaurado en los talleres de D. Fernando Marmolejo, tras habérsele sustituido por aluminio su interior de madera,  para aligerar el peso, que se ha de trasladar por las calles de la localidad durante más de 30 horas ininterrumpidas, se divisa con el brillo que la plata y el sonido de sus campanillas, uniendo las sensaciones que la vista y el oído logran aunar para que, sintiendo su cercanía, podamos reconocer la figura de San Antonio Abad, que como Peregrino, visita a todos los triguereños cada Enero, desde tiempo inmemorial.
El sonido de la Banda de Música, de la Coral Polifónica “Gaudeamus”, de la flauta y el tamboril completan  la alabanza de la grandeza de su sencillez, que tomándolo como su patrón, Trigueros ha querido transmitir. De esta manera es el arco triunfal que portan los hombros robustos de heroicos atletas, como diría Rubén Darío.

2 comentarios:

  1. Genial Antonio, genial.
    Un saludo

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  2. gracias Marín, es el artículo que he escrito este año para nuestra la revista del Santo, y me ha parecido el momento oportuno para incluirlo, ¡el Santo ya está aquí!

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