24 de marzo de 2013

Desiderata de Max Ehrmann



- Camina plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda que se puede encontrar la paz en el silencio.
- Hasta donde te sea posible trata de mantener buenas relaciones con todo el mundo. Di tu verdad de una manera serena y clara y escucha a los demás, incluso al torpe y al aburrido, también ellos tienen su propia historia.

- Evita a las personas ruidosas y agresivas, porque son un mal para el espíritu.

- Si te comparas con los demás, te volverás vanidoso y amargado, pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.

- Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera por más humilde que esta sea, ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.

- Sé cauto en tus negocios, pues el mundo está lleno de engaños, mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe.
- Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales y en todas partes la vida esta llena de heroísmo.

- Sé sincero contigo mismo, y en especial no finjas el afecto.
No seas cínico en el amor. Porque a pesar de toda la aridez y desengaño, es tan perenne como la hierba.

- Acata dócilmente el consejo de los años, abandonando con donaire las cosas de la juventud. Alimenta la fortaleza de tu espíritu para que te proteja en las adversidades repentinas.

- No te atormentes con tu imaginación. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Además de una sana disciplina, se benigno contigo mismo.

- Tú eres una criatura del universo, no menos que las plantas y las estrellas, tienes derecho a existir. Y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera.

-Por eso debes estar en paz contigo y, si crees con Dios. Y cualesquiera que sean tus trabajos y aspiraciones, en la ruidosa confusión de la vida, mantén la paz con tu espíritu.

- Aún con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso. Sé alegre.

¡Esfuérzate por ser feliz!

12 de marzo de 2013

Claves para una mejor vida


1. Conduce tu vida
Recuerda que nadie puede hacer más por nuestro bienestar que nosotros mismos. Asume la responsabilidad de salir adelante, deja de esperar a que otros carguen contigo y decide hacer cuanto sea necesario para triunfar.

2. Busca el lado positivo de las cosas
Enfrenta con una visión optimista y positiva todas las situaciones que se presenten en tu vida; esto hará que los momentos difíciles sean más llevaderos y fáciles de resolver.

3. Cultiva a tus amigos
Los amigos muchas veces se convierten en la extensión de nuestra familia. Encuentra el tiempo para compartir con ellos, hazles sentir que pueden contar contigo. Los detalles, las frases amables y el apoyo incondicional nos ayudan a reconocer la amistad.

4. Reconoce tus debilidades
Querer ser el mejor en todo puede ser el camino más corto para experimentar la frustración. Reconoce las áreas débiles de tu personalidad y fortalécelas.
Cuando aceptes tus limitaciones y potencies tus capacidades te sentirás más a gusto contigo mismo.

5. Haz cosas divertidas
Romper con la rutina de vez en cuando, dejándonos llevar por un impulso sano, le dará color a nuestra vida. No seas tan rígido, date permiso para hacer cosas diferentes y divertidas. Si no se te ocurre algo, déjate llevar por la creatividad de quien tengas a tu lado.

6. Mantén el contacto con la naturaleza
Esta es una fórmula para controlar el estrés y recuperar tu equilibrio emocional. Pasa momentos al aire libre, ve a un parque o a la playa. Abraza un árbol, imaginando que le entregas todas tus preocupaciones. Quédate ahí hasta que te sientas aliviado.

7. Cuida tu relación de pareja
No permitas que el estrés causado por situaciones externas afecte tu relación de pareja. Las frases amorosas, las caricias, la intimidad, la diversión compartida, el respeto y la comunicación son algunas de las claves para mantener y fortalecer la relación.

8. Haz ejercicio
Dedica treinta o cuarenta y cinco minutos a realizar algún tipo de actividad física, al menos tres veces a la semana. El ejercicio eleva el ánimo gracias a la emisión de endorfinas, baja el estrés, libera la tensión y recupera la vitalidad. Al mismo tiempo te ofrece la posibilidad de compartir con tu pareja o con tus hijos un rato de diversión e intimidad.

9. Aprende a disfrutar los pequeños placeres de la vida
Disfruta cuando te des una ducha de agua templada, siente el sol sobre tu cara por unos minutos, escucha tu música preferida... Hay cantidad de pequeños placeres que pueden hacerte la vida más liviana.

10. Comparte tiempo con tus hijos
Nuestros hijos crecen muy rápido. Encuentra momentos de calidad para acompañarlos, para conversar con ellos, para acariciarlos, interésate en sus asuntos y acompáñalos de cerca para que vivan sus propias experiencias. Recuerda que tus palabras de reconocimiento, aceptación, respeto y amor significan todo para ellos.

11. Recuerda que todo pasa

No vale la pena sufrir por una situación difícil. Muchos de nuestros problemas son producto de nuestros miedos. Todos los males son pasajeros. Llénate de valor, optimismo y confianza para mirar el futuro de una forma positiva.

12. Conéctate a la Vida

Cierra los ojos por unos minutos y reconoce tu interior, agrádecete lo conseguido con tu esfuerzo, y pídele por aquello que te haga falta para afrontar y disfrutar la vida. Llénate de sensaciones agradables y tradúcelo en amor, seguridad, fortaleza, sabiduría, autenticidad, valor, responsabilidad y alegría para vivir mejor cada día.

Suelta el pasado, no te preocupes por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa y ¡todo va a salir bien!

6 de marzo de 2013

Canción de Vida



Hoy me contaron esta historia que voy a compartir con todos. Está llena de esperanza y de ilusión, de momentos amargos y de momentos ilusionantes. La fuerza y la constancia de una madre y la de un niño que logra dar un giro sorprendente a la historia. No dejen de leerla hasta el final, les sorprenderá...

Como cualquier madre, cuando Karen supo que un bebé estaba en camino, hizo todo lo posible para ayudar a su otro hijo, Michael, de tres años de edad, a prepararse para la llegada.

Los exámenes mostraban que era una niña, y todos los días Michael cantaba cerca de la barriga de su mamá. El ya amaba a su hermanita antes de que ella naciera.

Durante el embarazo todo iba normal. En su justo momento llegaron las contracciones. Primero cada cinco minutos, después cada tres, y luego cada minuto. Surgieron algunas complicaciones y el trabajo de parto de Karen se complicó más de lo debido. Todos discutían la necesidad probable de una cesárea.

Hasta que al fin después de mucho tiempo, la hermanita de Michael nació. Sólo que ella estaba muy mal. Con la sirena a todo volumen, la ambulancia llevó a la recién nacida hasta la unidad de terapia intensiva neonatal del Hospital Saint Mary.

Los días pasaban y la pequeñita empeoraba. Los médicos dijeron a los padres que se preparasen para lo peor dado que había pocas esperanzas. Karen y su marido comenzaron entonces con los preparativos para el funeral. Algunos días atrás estaban arreglando el cuarto para esperar por el nuevo bebé, hoy los planes eran otros.

Mientras esto sucedía, Michael todos los días les pedía a sus padres que lo llevasen a conocer a su hermanita, "yo quiero cantar para ella", les decía.

Cuando llevaba dos semanas la bebé en la UTI se esperaba que no sobreviviese de esa tarde. Michael continuaba insistiendo con sus padres que le dejasen cantarle a su hermana, pero en la UTI no se permitían niños.

Entonces Karen se decidió, ella llevaría a Michael al hospital de cualquier forma. El todavía no había visto a su hermana y, si no era ese día, tal vez no la viese viva.

Ella vistió a Michael con una ropa un poco mayor, para disfrazar su edad y se encaminó al hospital. La enfermera no le permitió que entrase y le exigió retirarse. Pero Karen insistió "él no se irá hasta que vea a su hermana".

Karen llevó a Michael a la incubadora. El miró para aquel trocito de persona que perdía la batalla por la vida. Después de algunos segundos mirando, él comenzó a cantar con su voz pequeñita: "tú eres mi sol, mi único sol, tú me haces feliz, aún cuando el cielo está oscuro...".

En ese momento, el bebé pareció reaccionar. Las pulsaciones comenzaron a bajar y se estabilizó. Karen alentó a Michael a continuar cantando. "Tú no sabes querida, cuanto yo te amo, por favor no te lleves mi sol...".

Mientras Michael cantaba la respiración difícil del bebé se fue volviendo suave. "Continúa querido", le pidió Karen emocionada.

"Otra noche, querida, yo soñé que tu estabas en mis brazos...". El bebé comenzó a relajarse. "Canta un poco más Michael". La enfermera comenzó a llorar.

"Tú eres mi sol, mi único sol, tú me haces feliz, aún cuando el cielo está oscuro... por favor no te lleves mi sol...".

Al día siguiente, la hermana de Michael ya se había recuperado y en pocos días fue a su casa.

La revista Woman's Day llamó a esta historia "el milagro de la canción del hermano", los médicos lo llamaron simplemente milagro. Karen lo llamó el milagro del amor de Dios.

Os dejo este vídeo de Camilo Sesto para ilustrar la entrada.

3 de marzo de 2013

El atardecer de la vida



El sol se despedía del Imperio Tré. El vasallo caminaba junto a la anciana del molino amarillo. Iban conversando sobre la vida.
- ¿Qué cosa es lo que más te gusta de la vida, anciana?

La viejecilla del molino amarillo se entretenía en lanzar los ojos hacia el ocaso.
- Los atardeceres –respondió.

El vasallo preguntó, confundido:
- ¿No te gustan más los amaneceres? Mira que no he visto cosa más hermosa que el nacimiento del sol allá, detrás de las verdes colinas de Tré.
Y reafirmándose, exclamó:
- ¿Sabes? Yo prefiero los amaneceres.

La anciana dejó sobre el piso la canastilla de espigas que sus arrugadas manos llevaban. Dirigiéndose hacia el vasallo, con tono de voz dulce y conciliador, dijo:
- Los amaneceres son bellos, sí. Pero las puestas de sol me dicen más.
Son momentos en los que me gusta reflexionar y pensar mucho. Son momentos que me dicen cosas de mí misma.
- ¿Cosas? ¿De ti misma...? – inquirió el vasallo. No sabía a qué se refería la viejecilla con aquella frase.

Antes de cerrar la puerta del molino amarillo, la anciana añadió:
- Claro. La vida es como un amanecer para los jóvenes como tú. Para los ancianos, como yo, es un bello atardecer. Lo que al inicio el precioso, al final llega a ser plenamente hermoso. Por eso prefiero los atardeceres... - ¡mira!

La anciana apuntó con su mano hacia el horizonte. El sol se ocultó y un cálido color rosado se extendió por todo el cielo del Imperio Tré. El vasallo guardó silencio. Quedó absorto ante tanta belleza.

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloreé con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.
Os dejo esta Presentación, que hice sobre un montaje de atardecer en el Cabo de San Vicente, para ilustrar esta entrada.